Nunca dije "sí",
sabiendo que no la negaba.
El viaje lo emprendí cuando de mis botas
quitaba los pasos del invierno y supe ya
en el primer amanecer de primavera
que de tomar ese tren
junio se vestiría de septiembre.
Nunca dije hasta aquí,
pero a cada paso me acercaba
cada vez más y más lejos,
la distancia prevenía
el olor del deseo censurado.
Nunca dije mañana
pues ese mañana traería el ayer.
Nunca dijo “ven”, pero sus ojos me invocaban.
Nunca supe qué puerta se abriría,
pues sabía que perdería más de lo que ganaba.
Nunca dije "sí",
y al fin supe afirmar lo que tenía.
Poema y fotografía: Manuel Couceiro. (Estocolmo)
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