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sábado, 9 de julio de 2011

Lobo (Alfredo Buxán)













LOBO

Ni una palabra de aliento perdura
en la lengua del lobo, desorientado y solo
en la ciudad. Ni un aullido de gozo
en su corazón. Sólo la eterna sed
de adentrarse en el bosque con sigilo
y descansar,
el deseo de no oír el trajín
de los cazadores cuando despunta el alba,
la esperanza de borrar para siempre
el miedo de la persecución, el sudor seco
en la pelambre de la nuca,
la llaga viva en la planta de los pies,
el velo de angustia que desarma su mirada.
Sólo un salvaje anhelo de silencio
que le devuelva lo que nunca tuvo:
unas horas de quietud, el milagro
de un sueño sostenido, no percibir
la sucia mordedura del pánico
fundiéndose allá dentro, en la médula
de sus huesos, donde arraiga el misterio,
en el puro reducto inaccesible
donde el alma rendida se cobija
para no desfallecer, donde se multiplica
el rencor o todo lo contrario,
la música
sin trampa de la vida.

domingo, 19 de junio de 2011

Cuando la noche entre... (Alfredo Buxán)












CUANDO LA NOCHE ENTRE...

Cuando la noche entre en tus huesos con afán de herir,
cuando la vida muestre su lado más oscuro,
piensa en mí, no te rindas, recuerda aquel minuto.
Busca en tus sábanas un residuo de mi sueño.
Atrapa en el aire el humo de nuestra mirada,
un ala de aquel milagro que detuvo el tiempo.
Protege la belleza de tu tez africana
bajo la luz del rincón donde yo te escribía.
Husméame sin miedo. Cierra los ojos. Duerme.
Me verás llegar desnudo a acariciar tu espalda.
Como llegaste tú. Como siempre estás llegando.