sábado, 13 de agosto de 2011

La playa (Eloy Sánchez Rosillo)





Nadie podrá quitarme -me digo- la ilusión
de soñar que ha existido esta mañana.
Se ha detenido el tiempo: oigo tu risa,
tus palabras de niño. Nunca he estado
tan conforme con todo, tan seguro
de mi alegría. Juegas junto al agua, y te ayudo
a recoger chapinas, a levantar castillos
de arena. Vas corriendo de un sitio para otro,
chapoteas, das gritos, te caes, corres de nuevo,
y luego te detienes a mi lado y me abrazas
y yo beso tus ojos, tus mejillas, tu pelo,
tu niñez jubilosa. El mar está
muy azul y muy plácido. A lo lejos,
algunas velas blancas. El sol deja
su oro violento en nuestra piel. 
                                            Me digo
que es cierto este milagro, que es verdad
el inmóvil fluir de la quieta mañana,
la ilusión de soñar el remanso dulcísimo
en el que acontecemos como seres
dichosos de estar vivos, felices de estar juntos
y de habitar la luz.
.............................Pero escucho, de pronto,
el ruido terrible y oscuro y velocísimo
que hace el tiempo al pasar, y la firmeza
de mi sueño se rompe; se hace añicos
-como un cristal muy frágil- la ilusión
de estar aquí, contigo, junto al agua.
El cielo se oscurece, el mar se agita.
Siento en mi sangre el vértigo espantoso
de la edad: en un instante, transcurren muchos años.
Y te veo crecer, y alejarte. Ya no eres
el niño que jugaba con su padre en la playa.
Eres un hombre ahora, y tú también comprendes
que no existió, ni existe, ni existirá este día,
la venturosa fábula de mis ojos mirándote,
la leyenda imposible de tu infancia.
Estás solo, y me buscas. Pero yo he muerto acaso.
Somos sombras de un sueño, niebla, palabras, nada.


Poema: Eloy Sánchez Rosillo
Fotografía: Manuel Couceiro

2 comentarios:

  1. La foto está bien, pero Dios mío, el poema!. Está en la más pura tradición del barroco mezclado con los poemas de la generación del 27 (un redundancia tal vez)

    Este poema resuena en mi cabeza desde la primera vez que lo leí. Es redondo, perfecto, y expresa con palabras el alma humana capaz de descodificar y comprender ese otro mundo al que pertenecemos y que no está en éste (cosa que los materialistas no alcanzan a comprender, o no tienen la inspiración para comprender), como bien dijo el Hijo del Hombre en Galilea hace tanto tiempo.

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